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La República de La Boca

23/08/2018 La historia de la República de La Boca está emparentada con la historia argentina y con un modelo de país impulsado a finales del Siglo XIX. Se consolidaba en esa época la Argentina moderna, el modelo económico agroexportador, la llegada de los inmigrantes convocados por propaganda del Gobierno Nacional en Europa, que se asentan en colonias, o en lugares específicos manteniendo un fuerte sentido de comunidad. La Ciudad de Buenos Aires erigía mansiones copiadas de castillos franceses de una elite cada vez más rica, a la par que se producía una injusta explotación de los trabajadores industriales y rurales.

En este contexto, los inmigrantes genoveses se asentaron en La Boca del Riachuelo. Hombres muchos de ellos curtidos en las luchas obreras de Europa, traían un bagaje de ideas libertarias que impregnarían el lugar de arribo. Otros nostálgicos de la tierra de origen soñaban con recrear en tierra argentina una pequeña nación italiana. La circunstancia de formar una comunidad de intereses, poseer el mismo origen de nacimiento,( En los primeros tiempos se comunicaban en el dialecto xeneixe, el de los genoveses, como si estuvieran en su tierra), vivir en un ámbito geográfico determinado, La Boca, les dio una identidad propia y definida. Se los recuerda como habitantes divertidos, ruidosos y melancólicos.

Ya en 1882 un grupo de genoveses firmó un acta que enviaron al rey de Italia comunicándole que habían constituido la República de la Boca. Conocido que fue por el entonces presidente, Julio Argentino “El Zorro” Roca, hizo quitar la bandera genovesa izada en el lugar y puso fin al emprendimiento.

Como una forma de protesta ante las acciones de sometimiento y represión obrera del Gobierno Nacional ,de Manuel Quintana a principios del Siglo XX, y para desconocer su poder legal, con imaginación, mezclando de manera creativa irreverencia, desenfado, ironía y burla, los hasta entonces “contreras de Quintana” fundan la República de La Boca.

Con escudo, formalidades y rituales propios, dictaban sus propias normas, extrañas y llamativas. Como una micronación dentro de la Argentina, sus leyes tenían aplicación en La Boca: Impuesto a los solteros, expulsión a los extranjeros procedentes de Constitución o Barracas, la ley del Canuto desde donde salía los decretos presidenciales.

Las fiestas en la Isla Maciel formaban parte de la ritualidad popular, reuniones que tenían como base los bailes y la música. Esta primera república languideció y pareció perder en el olvido.

En la década del veinte, Benito Quinquela Martín impulsó una refundación de la República de La Boca. Esta vez eligiendo un Presidente Dictador. En este “gobierno” participaron personas destacadas en su ámbito de actuación, como Juan de Dios Filiberto, autor de “Caminito” que es una especie de himno de La Boca, Bartolomé Gustavino, el poeta Bartolomé Botto, los vecinos Amadeo Cichero (Camilo Cichero sería el Presidente del Club Atlético Boca Juniors que inauguró la Bombonera en 1940) y el joyero Rogelio Bianchi.

La expresión artística callejera popular fue característica esencial de esta particular República. Desfiles en la calle con mucha participación de la gente del barrio. El centro convocante fue la Casa de los Artistas, de Juan Banchero, cuya fugazza y fainá atraía gente de otros barrios. Su popularidad lo convirtió, dentro de la República de La Boca, como Emperador de la Fugazza.

Esta República tuvo una escisión, la de Quinquela Martín, que creó la Orden del Tornillo, que otorgaba un premio honorífico, que consistía en un cordón con un tornillo de metal, a aquellos que les “faltaba un tornillo” y que con su locura mejoraban el mundo. El objetivo, bajo un aparente ambiente de humor e ironía, era darle “coherencia a la locura”, pero con la seria intención de que todos los miembros de la Orden fueran cultores de la Verdad, el Bien y la Belleza. También el tiempo debilitó e hizo desparecer esta segunda república.

En la década del ochenta sobre una tradición ya asentada, se funda la III República de La Boca. Fue en septiembre de 1986 cuando asumió un nuevo presidente, con su gabinete de ministros y con sus gentili uomini y cavalieri. Otra vez se replicó la manifestación artística callejera como expresión popular: un desfile con una banda de música que se dirigió al Rancho Banchero. Y el ritual de entrega de condecoraciones también fue recreado. El principal objetivo de la III República de La Boca era conservar la memoria del barrio y crear el Museo Histórico de La Boca. El mismo se emplazó en el edificio del antiguo Nuevo Banco Italiano, que iba a ser demolido para construir una serie de edificios.

Divertidos, desenfadados, irrerverentes, creativos, ruidosos, amantes de la belleza como aquellos primeros genoveses, los boquenses del barrio y los del corazón que formamos parte del Club, nos expresamos igual en la cancha, y hoy rendimos un homenaje recordándolos y siguiendo sus tradiciones.

Alternativa Boquense

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