24/09/2018 Apenas pasaron 24 horas del superclásico disputado en la mismísima Bombonera entre Boca y River Plate. Las sensaciones post partido no dejan de aturdir a cada hincha fanático de nuestro club recordando una y otra vez cada suceso que transcurrió durante el cotejo.

Boca volvió a mostrar una pálida imagen frente al clásico rival. Divididas pérdidas, falta de inteligencia táctica y estratégica en el planteamiento inicial y desmoronamiento del espíritu individual y colectivo fueron algunos de los factores que propiciaron una cachetada dolorosa para el cuerpo técnico y los jugadores.

En nuestro humilde programa radial hacíamos hincapié en que la clave para afrontar partidos de este calibre era la entrega y el sacrificio en conjunto para contrarrestar al adversario. Poco se vió de lo recientemente mencionado en la cancha. Boca, nuevamente, hipotecó la oportunidad de demostrarle a su hinchada la templanza y la fortaleza que se debe tener para llevar con orgullo estos colores.

En la totalidad del encuentro, el xeneize contó con un puñado de aproximaciones interesantes para convertir. Remates violentos de Benedetto, dos cabezazos de Izquierdoz y Mas y pequeñas insinuaciones de Cardona y Pavón, fueron las acciones más representativas para contabilizar como intentos de quebrar la resistencia de Armani. Sin embargo, la falta de lucidez y precisión para elaborar juego en la mitad de la cancha, sumado al desorden del equipo producto de la presión alta y constante propuesta por el contrincante, generó desconcierto y confusión, facilitando así la aparición de errores puntuales que sentenciaron de forma negativa la actuación de varios jugadores.

River encontró en una jugada aislada (gol de volea de Gonzalo Martínez tras un rechazo mal orientado), y una conexión entre Quintero, Borré y Scocco (autor del segundo tanto), la diferencia de goles necesaria para determinar el resultado de esta última edición del partido más importante del campeonato argentino.

Boca deberá rever la metodología de juego a utilizar para esta clase de partidos sin soslayar como premisa fundamental la de entregar hasta la última gota de sudor en pos del club, del hincha y del compañero. Es preocupante analizar la ausencia de carácter y de temperamento al momento de sobrellevar una situación adversa. Cada vez que Boca es lastimado recibiendo un gol, se vuelve vulnerable y no logra encontrar la manera de recomponerse velozmente del golpe.

Dicen que el fútbol otorga revancha constantemente. Cuando eso ocurra, Boca deberá estar preparado para dar esa muestra de firmeza y fiereza que se le exige por su rica historia y su poderoso porte como institución de fútbol que representa.

A levantar cabeza rápido pensando en Gimnasia y en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Conmebol Libertadores con Cruzeiro.

Bautista Keber Vago (Twitter: bautiikeber – Instagram: bautikeber) para Alternativa Boquense